lunes, 19 de noviembre de 2012

"Home Burger"

Las hamburguesas son la perdición de mucha gente en el planeta tierra, al igual que el pasto para las vacas. Normalmente se complica encontrar lugares donde las hamburguesas sean distintas a las de McDonald’s o Burger King, pero por suerte habitualmente me dan pistas de zonas donde puede haber establecimientos únicos. De esta manera encontré el restaurante “Home Burger”.
 
Un lugar con un estilo clásico, propio de sitios estadounidenses de tiempo atrás. La luz un poco baja, tonos en rojos y lámparas muy originales colocadas en espacios agradables. Asientos con cojines, que me gustan más que las típicas sillas, aunque después de comer es complicado escapar de la mesa.

Algo bastante interesante, fue su dedicada postura a la comida ecológica (lo que me asustó un poco, ya que en mi ignorancia, pensé que todo iba a ser “dietético”), empezando con el menú. Encantador, ya que estaba conformado por papel reciclable, lo que lo hizo una novedad. El problema es que parecía periódico, y después de un momento cansa y llega a molestar.
 
De primero ordené uno aros de cebolla a la cerveza con salsa BBQ con un precio de 8.90€. La verdad en mi vida había probado unos tan magníficos, tan majestuosos. De lo rico, pasó a lo sublime, sin el exceso de aceite que normalmente se ocupa, y estupendamente armados. Una verdadera e increíble sorpresa, y por supuesto mi motivación aumentó considerablemente.

Para el segundo plato seleccioné la hamburguesa “Blue Burger” con un precio de 13.50€; contenía carne “ecológica”, queso azul, peras caramelizadas y nueces. Una rareza sin duda, pero siempre he dicho que lo diferente es lo más bello (en este caso rico). Lástima que no era lo más hermoso, pero aun así no estaba mal,  porque la combinación de sabores era bastante nueva y rica. El problema es que parecía de “cajita feliz” y solo me entró en una muela (para las personas que comen menos tenía un buen tamaño), pero no le quito la valentía a la receta.

Para concluir con la encantadora cena, pedí una tarta de queso con arándanos y me compartieron “la bomba de chocolate”, que estaba realmente deliciosa. Suave, y no “empalagaba”. Al igual que el segundo postre, que en lugar de bomba parecía granada.

 









La verdad es algo “costoso”, aunque vale la pena el momento. Sin duda supera con creces a los famosos establecimientos. Rico, ecológico y agradable son las tres palabras con las que me quedo (y un estómago contento). Aumentándole un servicio amable y relativamente rápido. Este interesante y recomendable lugar se encuentra en la C/San Marcos 26, 28004 Madrid, España, saliendo por la boca de metro de “Chueca” y para reservar llamar al tel. 915218531.









miércoles, 7 de noviembre de 2012

"Mesón de Cándido"


Uno siempre oye rumores de lugares especiales en el mundo de todo tipo; para visitar, jugar, tomar fotos, nadar, y por supuesto COMER. Todos estos “territorios” son difíciles de encontrar y de igual manera es complicado llegar a ellos. Por suerte el restaurante “Mesón de Cándido” tan solo estaba a una hora y media en “BUS” de mi actual localización.

Al saber esta increíble noticia emprendí el viaje a un lugar hermoso, Segovia-España. Llegando había que caminar unos pocos metros para encontrar el sitio deseado; una marcha realmente agradable, ya que la comunidad es realmente hermosa, el otoño estaba en su máximo esplendor, y se respiraba vida en el aire del momento. Cuando faltaban unos cuantos pasos, se divisó el famoso “Acueducto”, una estructura realmente impactante. Justo a su lado, como un acompañante fiel, se encontraba el famoso y aclamado “Mesón de Cándido”.

Una fachada clásica y muy atractiva para el visitante; al entrar preguntaron si había una reservación hecha, mi corazón se paralizó en ese momento, como cuando una araña inmoviliza a su presa. Mi reacción fue un “no” desesperanzador, pero el señor dijo que no había problema y se abrieron las puertas sin ningún contratiempo (un poco de suspenso es interesante). Por dentro tenía una luz amarillenta que le daba un estilo contundente, estaba lleno de antiguas fotografías, al igual que adornos de épocas antiguas españolas.


Los meseros estaban todos “trajeados” y sobretodo muy amables; la mesa daba directo al Acueducto, lo que le dió un gran sentimiento a la futura experiencia. Ya emocionado y viviendo el gran “rumor”, se ordenó un platillo famoso de entrada, que por nombre tenía, “setas a la segoviana”. Estaba mirando alrededor, cuando el platillo ya estaba en la mesa, una rapidez que en mi corta experiencia culinaria jamás se había visto. El fervor fue tal que casi grito, pero contuve la calma y observe el delicioso manjar que tenía enfrente. Un olor y color especial añadían un toque magnífico al sabor único de las setas. De igual manera tenían como colegas pedazos de tocino y especies de sus acompañantes. Una verdadero y auténtico deleite para un corazón con hambre.

Para continuar con esta gran realidad, se ordenó el platillo especial del establecimiento, “Cochinillo Asado al estilo Cándido”. En cuestión de minutos llegó velozmente el lechón listo para prolongar el gran “festival” que estaba viviendo en esos instantes. El cochinillo estaba realmente suave y su piel crujiente, con un olor penetrante y un sabor eficaz. Al finalizar con el manjar, seguía el postre; debo confesar que en varios lugares típicos me han decepcionado de manera importante su repostería, y tenia miedo de que esta “fiesta” fuera parecida.

Pedí la “tarta de ponche segoviano”, y esperé con ansias el resultado de mi petición. Al llegar la observé con detenimiento, como cuando la gente escoge sus verduras, blandí mi cuchara, y corté un trozo de la tarta. Al introducirlo en mi paladar, viajé directo a las estrellas y volví en cuestión de segundos. Una auténtica delicia, satisfacción, gozo, etc. Que bueno estaba, suave, nada empalagoso, un sabor totalmente nuevo y totalmente inolvidable.

Lo más increíble de todo es que en ese momento, el dueño Don Cándido ( pariente del Cándido original), comenzó un ritual que se hace en su restaurante, donde expresa sus honores impuestos por el rey Juan Carlos de España. De igual manera con un plato corona su platillo el cochinillo asado, lo parte con el mismo para demostrar su suavidad, y para finalizar, avienta el plato para que reviente el público emocionado. Una verdadera experiencia culinaria, entretenida, ancestral, y con una excelente compañía que no voy a olvidar.

El precio del cochinillo es de 21,60€, que los valen toditos, es como entrar al teatro nada más que con diferente espectáculo. Mesón de Cándido se encuentra en la calle Azoguejo, 5, Segovia, 4001, España, Tel. 921425911 y 921428102.

En conclusión comer a un costado del Acueducto, ver la ceremonia de un caballero hacia un cochinillo y comer con princesas, hacen de esto un momento para recordar. Los dejo con una frase del mismo lugar:
“Toda persona que honre esta casa con su presencia, cualquiera que sea su nacionalidad o condición, merece el respeto y toda clase de atenciones a que está obligada la hospitalidad castellana”.

sábado, 3 de noviembre de 2012

"Green Door SteakHouse"


En el momento que avisé que viajaría a Londres-Inglaterra, mis amigos y conocidos me advirtieron que la comida era bastante mala. Que quizá la decepción sería tan grande, que la comida jamás sería lo mismo para mí. Por supuesto me asustó el comentario y me hizo titubear, pero una aventura sin arriesgarse a perderlo todo no es digna de mi paladar.

Me costó trabajo encontrar algún lugar que fuera típico de Londres y que no se pareciera a uno de E.U.A. Después de combatir el frio y la lluvia de varias calles de Londres, encontré uno que me llamó la atención, y se llama “Green Door Steak House”.

Un restaurante bastante agradable, ya que estaba seco y de igual manera acogedor. Lo primero que observé fue que tenía un estilo muy diferente a lo normal, parecía que estaba adornado con figuras geométricas (me imaginé “miles” de comidas relacionadas a las figuras), y eso me causó una impresión seductora.

Es increíble como en los menús de comida te presentan distintos platos para que los elijas,  por ejemplo, “Especialidad de la Casa”. De ninguna manera me quejo de esto ya que me ayuda a probar lo “típico” del establecimiento. Bueno apartando esta curiosidad mencionada, escogí de primero el “Melted Camembert”.

Es de mencionar que la barba me creció unos centímetros más antes de que llegara el plato. La tardanza fue increíble, pero el plato estaba cerca de lo sublime. Un plato sencillamente hermoso, bien decorado y con aroma que solo las mujeres pueden superar. Una figura redonda que contenía el magnífico relleno de queso, acompañado por una simple pero buena mermelada, y unos “trillizos” pedazos de pan caliente, hicieron que olvidara el trago amargo de la lentitud.

Emocionado y listo para comentarle a mis colegas que estaban equivocados sobre el alimento en Londres, mi segundo plato fue nombrado “Beef  Wellington”. Después que las arrugas me empezaran a aparecer en el rostro, llegó el platillo. Con cara amable observé la orden y se veía original e increíble, pero su sabor era gris y malo, y el “knock-out” ocurrió en el segundo round (es horrible cuando cantas victoria y tan solo en un momento te dicen que te calles), y aparte me quitó 22,95 libras de mi bolsillo.

En la esquina del “ring o arena”, tenía fuerza para seguir peleando, y entonces pedí un postre que era la típica tarta de manzana con helado.  Para mi sorpresa no hubo tan descarado “robo de tiempo”, pero el último golpe que recibí fue el definitivo. Realmente lamentable el último round, con todo y que se veía prometedor.

El Knock-Out sin duda fue técnico; si no fuera por el primer plato (7.50 libras), me hubiera caído en las escaleras antes de subir al cuadrilátero. El restaurante tiene gente agradable, pero sin el sentido del tiempo (me recuerda a algunos amigos), se encuentra en el “152 Gloucester Road, London SW7” y su tel. 02073732010. Vayan por la primera ronda y huyan rápidamente, porque lo que si se come en ese lugar es el tiempo.